El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, destacó la eficiencia como uno de los ejes más importantes de la etapa de gobierno que comenzó con la renovación de 22 cargos ejecutivos, entre ellos 15 altos funcionarios.

Durante la posesión este miércoles de seis Ministros y secretarios de Estado en su Gabinete, el jefe de Estado señaló que el proceso del cambio se nutre con los importantes avances logrados y la vigencia de la nueva Constitución.

Sin embargo, aclaró, en esta búsqueda de la segunda y definitiva independencia de Ecuador, todo el camino andado y las metas corren el riesgo de truncarse si el Estado no alcanza niveles de eficiencia.

"Además de justicia social y soberanía, requerimos eficiencia y en esto aún la tarea está pendiente", subrayó, destacando que en esta tarea "muchas veces el enemigo somos nosotros mismos."

Correa comparó las costumbres en los países desarrollados con las de América Latina, para concluir que "nos falta mucho para trabajar en equipo. En América Latina, acotó, todos quieren ser capitán y ninguno marinero, lo cual genera falta de acción colectiva.

Aseguró que durante la primera etapa de gobierno le costaron más a la Revolución Ciudadana los errores de los amigos que los aciertos de los adversarios, y admitió que al iniciar la segunda etapa "aún tengo más preguntas que respuestas."

El desarrollo científico-tecnológico tendrá mayor protagonismo en esta etapa, adelantó Correa, al tiempo de anunciar la posible creación de una Secretaría de Educación Superior, tras la vigencia de la nueva Ley de Educación.

Para Correa la tarea de cambiar el país sólo concluirá cuando "el último de los ecuatorianos haya alcanzado el buen vivir, la vida digna, la salud asegurada, la educación eficiente, la seguridad ciudadana."

"Hemos avanzado mucho, pero falta mucho por hacer y debemos darnos prisa", aseveró, y añadió que "el país estaba en coma y ahora está en terapia intensiva, pero nadie es tan iluso de creer que ya está con perfecta salud."

Por último agradeció a los ministros salientes de su gabinete asegurando que "no se van del todo porque los soldados de la revolución no abandonan la lucha, sólo cambian de trinchera."